#Libros Sobre “En América” de Sholem Aleijem. La literatura yiddish como respuesta a la modernidad
[T]wo Jewish males have been meeting on the Yiddish page in discussion and debate. The two Jews form a tiny island in the midst of a threatening or simply alien sea, and whether they are friends or opponents, strangers or relatives, contemporaries or separated by a generation, they provide for as long as they remain locked in conversation the moral context within which everything else must be weighed and understood [...] As long as the [interlocutor] still responds appreciatively to his every quip and allusion, the basis of a common culture is demonstratively secure.
—Ruth R. Wisse
La literatura es una voz que viene de otro tiempo y de otro plano distinto al nuestro. En el caso de la literatura idish, estamos ante algo más que un conjunto de obras o un fenómeno artístico-editorial: se trata de una respuesta vital a los desafíos y los cambios que trajo consigo la modernidad entre los siglos XIX y XX. Su importancia radica en su capacidad para capturar la complejidad de la vida judía en un momento de radical transformación.
En ella encontramos las tensiones entre la tradición y la modernidad, las luchas por la identidad y la pertenencia, los dilemas existenciales de una comunidad que enfrentaba desafíos sociales, políticos y culturales sin precedentes. La literatura idish, escrita en un idioma vernáculo que es un universo en sí mismo, preserva la herencia cultural judía y, al mismo tiempo, la enriquece y la renueva.
Sholem Aleijem es el nombre de pluma —es decir, el verdadero— de Sholem Naumovich Rabinovich, nacido en Pereyaslav, Ucrania en 1859 y fallecido en Nueva York en 1916, uno de las figuras fundamentales de la literatura idish. Fue un escritor que retrató, escribiendo en el idioma de su comunidad con una muy particular sensibilidad por el lenguaje, la vida judía de Europa del Este a partir de su vida cotidiana y sus tradiciones frente a lo desconocido de la modernidad.
En América es un libro crucial para comprender la experiencia migratoria judía desde la subjetividad del individuo, un concepto ya de por sí moderno. Con una calidez narrativa, un humor entrañable y una candidez conmovedora, En América es un relato diaspórico, el testimonio de un nuevo éxodo hacia una nueva tierra prometida en los Estados Unidos de finales del siglo XIX, el país que propone un pacto nuevo, el epítome de la modernidad. Al mismo tiempo, se trata de un territorio por completo desconocido, con códigos nuevos, que otorga la posibilidad de un nuevo hogar pero cuyas exigencias pueden resultar desmedidas.
A través de una narración en primera persona, Aleijem habla con un interlocutor que es el lector. Si Ruth Wisse proponía que en la literatura idish el diálogo es entre dos judíos de distintas latitudes que se encuentran para encontrar un terreno común, en En América el narrador busca el diálogo con quien esté dispuesto a escucharlo, lo cual abre una nueva vertiente dentro de esta tradición literaria: “Desde que la literatura judía moderna se desarrolló como consecuencia de la Ilustración, se preocupó de modo natural acerca de las relaciones entre judíos y no judíos, y con la secularización del judaísmo que era una de sus objetivos incondicionales” (Wisse, 36). Aleijem sabe que, como en cualquier otra época, la supervivencia judía depende tanto de la cohesión del grupo como de sus relaciones con los ajenos.
El libro está escrito desde la perspectiva de un niño —en pleno camino hacia la juventud— que hace una larga travesía en barco (“una casa sobre el agua”) con lo que queda de su familia: su madre, su hermano, algunos amigos, algunos parientes lejanos. La diáspora, cualidad histórica judía, es un tema central del libro. En este caso, nuestro narrador nos cuenta cómo su familia salió del este del continente por dos razones principales: la huida de la amenaza del odio al judío y en busca de una vida mejor.
No podría ser un texto moderno sin que las tradiciones sean puestas en tela de juicio. A medida que la familia, los amigos y los conocidos de nuestro narrador enfrentan los desafíos de adaptarse a un nuevo entorno cultural, se cuestionan sus propias maneras de ser, de actuar y de pensar. ¿Qué tanto puede uno asimilarse sin perder la identidad propia? ¿Es, de verdad, tan mutable la identidad que puede doblarse hasta ser uno americano en lugar de judío, o se pueden ser las dos cosas en cierta medida equilibrada? ¿Qué se pierde al sacrificar el judaísmo —en parte o en todo— y qué se gana al abrazar las maneras del nuevo mundo?
El viaje físico refleja un viaje de identidad en el que los personajes se ven obligados a reconciliar su herencia cultural y religiosa con las demandas del nuevo mundo, pero también con las oportunidades insospechadas que abre: para acceder a ellas, hay que ser moderno. El narrador, en todo momento, se sorprende de las nuevas palabras en inglés que aprende y que designan tanto a cosas viejas que ya conocía del viejo mundo como a nuevas que son propias de América: la comida, la tecnología, la nueva cultura, las fuerzas modernizadoras, la economía. A la vez, hay un hondo cuestionamiento de las estructuras sociales, pues aunque América es la tierra de la oportunidad también es implacable e injusta.
En América vemos una respuesta a la modernidad de la literatura idish, un testimonio vital de las pugnas históricas y culturales del pueblo judío a lo largo de los siglos. Estas obras capturan las complejidades de la crisis y el cambio y sirven para fijar en el tiempo un momento de trance en la historia judía. Es un reflejo de las tensiones entre tradición y modernidad, el choque entre el deseo de preservar la identidad y la necesidad de adaptarse para tomar las oportunidades sin precedentes que el nuevo mundo ofrecía.
El judaísmo continúa su diálogo con la historia, enfrentando los nuevos desafíos de un mundo que resulta muy distinto al de hace cien años. Pero la literatura idish demuestra cómo el texto puede seguir siendo una fuente invaluable de conexión con las raíces históricas, culturales y religiosas; es un recordatorio de la importancia de la preservación, de la tradición, de la memoria, insertas en la historia y en la construcción de un futuro en tiempos que no dejan de ser complejos. Podemos verla como un portal al pasado y como un faro que puede iluminar un camino que, en ocasiones, parece incierto.
C/S.