"¡Son una bola de locos!" Una conversación entre amigos sobre los conciertos de Paul McCartney en México, 2023
Una plática entre Fátima Alba, Fabiola Guerrero, Beto Cronopio, Banzi, Rafael Cisneros y Esteban Cisneros
Paul McCartney regresó a la Ciudad de México con presentaciones en dos fechas: martes 14 de noviembre y jueves 16 de noviembre de 2023. En cada concierto, el Foro Sol acogió a 60 mil personas que cantaron al unísono en momentos precisos de la noche.
Esta vez decidimos hacer una especie de crónica colectiva. Seis amigos de distintas latitudes nos juntamos a conversar en algún lugar del ciberespacio sobre nuestras impresiones y experiencias. No es periodismo riguroso, tampoco un análisis profundo per se; sí es un ejercicio divertido y, tal vez, necesario. Porque, ¿quién no quiere hablar de lo que le gusta con otras personas con las que comparte esa afinidad?
Acá hablamos de Paul McCartney, de los Beatles, de lo que vimos, de lo que escuchamos. Nada más, pero nada menos. Es una plática cándida y que se transcribió con la mayor fidelidad posible, sólo editando algunos fragmentos para ganar en claridad y en ritmo. Todos los personajes aquí son de carne y hueso, existen, son entes físicos que ocuparon un espacio en el Foro Sol durante dos mágicas noches de otoño en la Ciudad de México.
DRAMATIS PERSONAE
BANZI es músico, bajista en Los Padrinos!, The Rafas, Frida & the Rafas y Moloch.
FÁTIMA ALBA es escritora, periodista y filósofa.
RAFAEL CISNEROS es escritor, productor audiovisual y cinéfilo loco.BANZI, FÁTIMA y RAFAEL vieron a Paul McCartney el martes 14 de noviembre de 2023.
BETO CRONOPIO es coleccionista, investigador del rock (especialmente mexicano) y experto estudioso del Festival de Avándaro.
FABIOLA GUERRERO (aka SISTER ECTOPLASMA) es músico, lingüista, maestra y poeta.
ESTEBAN CISNEROS es músico, escritor y profesor.BETO, FABIOLA y ESTEBAN vieron a Paul McCartney el jueves 16 de noviembre de 2023.
ACTO ÚNICO
Sucede en las horas posteriores a los conciertos de Paul McCartney en el Foro Sol. En pleno proceso de asimilar lo vivido —una especie de sopor lúcido lleno de ecos y mareos— los seis protagonistas intentan dar sentido con palabras a lo que escucharon en música.
BETO CRONOPIO: Soy chilango, tengo 53 años y he ido como a 30 conciertos de Paul en México y Estados Unidos, desde la gira New World Tour y hasta Got Back. Como legado a mi prole le quiero dejar, entre otras cosas, el haber visto en vivo a un Beatle. En esta ocasión me acompañó mi hijo de 12 años al concierto del jueves.
RAFAEL: Mi titular del concierto sería: Encueramiento, mariguaniza, degenere sexual, mugre, pelos, sangre muerte… “But not on my watch!”, grita Sir Paul McCartney a 60 mil mexicanos.
BANZI: ¡Y muchas lágrimas!
FABIOLA: Mi titular: ¡Son una bola de locos! ¡Eso nos dijo Paul a todos!
FÁTIMA ALBA: Cada oportunidad ha sido hermosa. Lo he visto desde 2002. Me registré en la venta para fans. Entré, pero mi tarjeta se bloqueó por dos intentos. Agregué otra y la fila de espera estaba cada vez más saturada. Me sacaba y fallaba. Luego me apareció que ya se habían acabado los boletos de esa fase.
Por la noche, fui a visitar a mis padres, junto con mis hermanos. Les dije que estaba muy triste porque aún no tenía boleto para Paul y que intentaría conseguir en la preventa del banco. Se voltearon a ver entre todos y mi hermano me dio un sobre con una hoja de confirmación de compra. Me dijo que se había puesto de acuerdo con toda mi familia y me habían comprado el boleto a primera hora, como regalo de graduación y cumpleaños. Fue muy significativo, me puse a llorar porque no lo esperaba.
BETO CRONOPIO: La obra mccartniana es tan vasta que siempre nos quedará un sabor de "no tocó aquella canción". Siento que para quien lo veía por primera vez sí hizo falta que interpretara sus catedrales, empezando por "Yesterday", "And I love Her", "Michelle", "Tragical History Tour". Entiendo que deba tocar (por Nancy, su actual esposa) "My Valentine" pero —aún con el efecto de estrella fugaz cayendo— palidece ante "My Love" que, por ser una rola dedicada a Lovely Linda, ya no toca. Sé que se abusa de la creencia de que todo tiempo pasado fue anterior, pero sí faltaron rolas. Afortunadamente nos sorprendió gratamente con “Being for the Benefit of Mr. Kite!”, “In Spite of All the Danger” y "Love Me Do". ¡Pónganse a imaginar cómo sonó, en otra gira, "The Long and Winding Road"! Es como si viajaras en el tiempo a Salzburgo para un concierto de Mozart y no tocara su Réquiem ni Don Giovanni, aunque sí tocó La Flauta Mágica. Y está bien, pero…
ESTEBAN: Pero eso marca etapas, ¿no? Antes tocaba “My Love” para Linda y ahora, “My Valentine” (la similitud de los títulos y de las intenciones... ¡Y las diferencias!) Son dos Pauls distintos y, al mismo tiempo, el Paul meloso que amamos siempre.
BETO CRONOPIO: Faltaron los gestos, las claves secretas sólo para entendidos: Paul ya no voltea a ver su hombro al cantar la frase de "the movement you need is on your shoulder" en "Hey Jude", tampoco se agacha en el último acorde en el piano antes de que se suelte la pirotecnia en "Live and Let Die". Carajo, ¡lo hacía desde los 70s! ¿Acaso, my friend, la respuesta está en el viento?
ESTEBAN: Según yo sí se agachó en “Live and Let Die”. ¿O es que ya me la sabía y mi mente completó lo que no sucedió? No: estoy casi seguro que lo vi.
BETO CRONOPIO: Normalmente a México nos mandan la versión austera del show, pero ahora sí se pasaron de austeros. No se trajeron —¡nunca lo voy a entender!— el piano mágico con foquitos que se iluminan, tampoco la plataforma que se elevaba 10 metros, el piso iluminado con LEDs, las megapantallas con movimiento. Entiendo que ya no hagan el foso para que suba el piano —Paul se cayó en él— porque deben cuidarlo mucho. Su andar por el escenario es lento. Digo, ya la edad es factor, las notas altas se las avienta Abe Laboriel, su baterista. Lo que sí es una maravilla es la edición en audio y video para que salga John cantando con Paul. Ese es uno de los momentos más impactantes del concierto. Sentí que le faltó galleta a la mezcla de audio: muy claro el sonido, pero le faltó potencia. Entendí que para los conciertos en Ciudad de México trajeron cinco mil programas de la gira… ¡y no alcanzamos! También fue una bronca conseguir los vasos oficiales. Nuestro país es de los mayores consumidores de la marca Beatle.
ESTEBAN: Acá si tenemos vaso, pero no programa… aunque nunca entendimos cuál era el interés por el vaso. El programa sí, siempre hay que ir por él, pero esta vez no se pudo. A mí hay algo que no deja de sorprenderme: a los 81 años Paul McCartney no le baja ni medio tono a sus canciones en vivo.
BANZI: Estoy de acuerdo en que la primera vez que se escucha en vivo siempre queda la insatisfacción porque faltó esta, faltó aquella. Pero es imposible que un hombre que lleva 60 años haciendo música toque en tres horas todo. ¡Ya se agradece que toque más de dos horas, no como las bandas actuales que tocan una hora-y-cuarto, máximo dos y ya siendo generosos!
ESTEBAN: A mí siempre me impresiona eso. La escuela de Hamburgo sigue ahí más de 60 años después. No hace ninguna pausa, su grupo es bien solvente, tiene algo para todos, es un show bien calculado pero que pocas veces pierde lo espontáneo (aunque uno ya se sepa el setlist)...
BANZI: Yo estuve en General B. La mayoría de las personas alrededor eran más o menos de mi estatura o un poco más altos, así que pensé que no vería absolutamente nada. Llegamos a las 6:30 de la tarde —el concierto se anunció para las 9:00 de la noche— y, cuando por fin encontramos un espacio donde teníamos una vista decente, había un par de personas sentadas que supongo ya llevaban un rato ahí. Y, oh, sorpresa, cuando se levantaron ¡los dos medían como 1.80! Nos movimos un poco más a la derecha y nos tocó junto a un grupo de personas que estaban entusiasmadas en extremo y fumando mota. La mitad del concierto estuvieron muy prendidos, pero empezaron las canciones nostálgicas ¡y les dio pa’bajo! Creo que no dejaron de llorar en los últimos treinta o cuarenta minutos y decían: ¡es el mejor concierto de nuestras vidas! La otra persona al lado, justo delante de los mariguanos, se desgarró la garganta en alaridos con el na-na-na-ná de “Hey Jude”.
ESTEBAN: Nosotros en Platino 33, fila 1, asientos 18 y 19. Rodeados de viejitos esta vez, por fortuna: en las lentas, se sentaron y nos dieron más espacio. El señor de la derecha lloró mucho. La señora de la izquierda bailó mucho. Acá la sustancia más fuerte fue una Coca-Cola que alguien más joven (quizás su hijo) le llevó al señor de las lágrimas.
BANZI: Mi momento favorito —y que además me sacó las lágrimas—, aunque pensé que sería “I’ve Got A Feeling”, fue “Here Today”. Mi Beatle favorito siempre ha sido John. Se le extraña siempre y me pudo más escuchar a Paul dedicarle esa canción que ver la proyección de Peter Jackson. También me encantó “Mr. Kite!” que es de mis favoritas, “In Spite of All the Danger” y el final con “Golden Slumbers”, “Carry That Weight” y “The End”.
ESTEBAN: A mí también se me salieron en “Here Today”. La canción de por sí cala, pero escucharla con la voz de viejo de Paul le añade una dimensión más de nostalgia de esa que abruma.
Creo que nunca he ido a un concierto con tantas lágrimas. ¿Tendrá que ver con la edad de Paul? Todo el mundo lloró aunque sea un poquito…
BANZI: Me encantó escuchar “Band on the Run” en vivo. ¡Paul progresivo rifa! Siempre me sorprende la forma en que puede transformarse una canción en lo que parecerían tres. Esta canción lo tiene todo.
¡No me decepcionó nada! Solamente creo que por la distancia a la que estaba tener que ver el concierto en las pantallas le quita un poco de emoción. Siento que lo estoy viendo en la televisión, pero espero que la próxima vez pueda verlo en las primeras filas. Y relacionado con esto, me gustaría preguntarle a Tata Paul cómo se sentirá, después de 60 años, ver que aquellos “altavoces” del Shea Stadium se convirtieron en un armatoste inmenso que además sigue sin ser suficiente para poder acercarlo hasta la última fila de la audiencia. No me imagino lo que sufrió con la tecnología de los ‘60…
FABIOLA: Creo que en mi caso bien aplica la expresión ignorance is bliss: jamás había visto a Paul en vivo, ni un concierto de esa magnitud, en todo caso. Desde mi inexperiencia e inocencia, fue increíble. Me impresionó ver a tantas generaciones congregadas en un solo lugar, ahí, dispuestos a vivir algo inolvidable. Me gustaría pensar que Paul volverá pero es obvio que ya es mayor —y a todos nos puede machucar un camión, anyway—, pero tal vez tuvimos una última oportunidad de verlo. Me alegra haber tenido esa suerte.
El tema de la edad, para mí, es algo muy relevante pues creo que la sociedad tiende a excluir a niños y ancianos. Y qué forma tan hermosa y dignificante de pararse ahí y, con toda la convicción, defender su derecho a ser, aún a sus 81 años, un músico fabuloso. Creo que es genial. Pocos aguantaríamos tres horas dándolo todo.
RAFAEL: No tengo queja alguna, todo fue absolutamente perfecto. Creo que es hasta una pedantería el ser exigentes con Paul a estas alturas, ya no de su carrera, sino de su vida. Un viejito de 81 años dándolo todo en un concierto de tres horas cuando pocos artistas jóvenes de la actualidad aguantan tan poco ya sea por sus huevos, sus berrinches o porque se ponen sus moños. Por ahí en la oficina me dijeron "Paul debe meterse algo para aguantar tanto", a lo que no puedo evitar hacer los ojos hacia arriba. Lo que me encanta y fastidia al mismo tiempo es que siempre tiene que haber algo que haga ver los esfuerzos de años de andar en escenario tras escenario como algo estrictamente ligado a las substancias. Quizás es parte de la mítica Beatle y los propios estigmas de los incrédulos que los aten inevitablemente a las drogas porque en su época más creativa se sirvieron perfectamente de ellas hasta sus máximas expresiones. Pero... ¿no puede ser simplemente Paul siendo Paul? ¿Qué no los viejitos pueden tener toda esa abundancia de energía en sus cuerpos luego de tantos años? Nah, tiene que "meterse" algo. Quizás, no sé, no me importa, no es relevante, es fascinante el simple hecho de que haya rebasado de años a dos de sus amigos Beatles y tuviese tantísimo camino recorrido. Isn't that enough? Como sea, para mí lo es perfectamente.
FÁTIMA ALBA: Yo estuve en Diamante 2, fila 3, asientos 6 y 7. Momento favorito: “Birthday”, porque tuvo una ligera equivocación y sonrió, lo cual dejó ver lo mucho que disfruta su chamba. Además, ¡los momentos en que trató de hablar en español sin el teleprompter! Me sorprendió “Blackbird”, que siempre me asombra por lo que es capaz de hacer solo, en un escenario tan grande, con su guitarra y una canción. Además fue tan lindo ver tanta gente feliz o con sus familias.
La decepción fue Ticketmaster. Espero que no sea la última visita de Paul a México pero, por si las dudas, comenzaré a ahorrar. Tampoco pude conseguir el programa, pero me regalaron el single de “Now and Then” cuando pasé a la cabina de GNP sólo a curiosear. La lágrima a mí se me salió con “In Spite of All the Danger”, porque nunca esperé escuchar la canción con la que todo comenzó. ¡Y nos tocó muy cerca de Olivia, que estaba disfrutando realmente el concierto!
FABIOLA: ¡Yo quería ir a esa cabina por la foto 360! ¿Qué había ahí?
FÁTIMA ALBA: Fue gracioso porque la gente se estaba peleando por pasar a la foto 360. Daban premios de los Beatles cuando contestabas preguntas. Tenían submarinos de Hot Wheels y loncheras. También un par de vinilos y un set de Funkos. ¡Lo curioso es que no contesté nada!
FABIOLA: ¡Qué agüite que ni nos asomamos!
FÁTIMA ALBA: Confiemos en que habrá siguientes oportunidades. Es muy bello verlo por primera vez. Ese feeling es indescriptible…
BANZI: Mi decepción es que no alcancé el vaso cervecero del evento. Para las 6:45 de la tarde ya no había…
ESTEBAN: De este lado, la decepción fue no encontrar el programa, porque todo lo demás estuvo bien. Hasta hubo comida vegetariana en los stands, aunque insípida. ¡Me gustó también la sesión del DJ previo a Paul!
BANZI: Paul está más allá del bien y del mal.
FÁTIMA ALBA: ¡Creo que ni topó los vasos!
BANZI: ¡Ni toda la merch pirata afuera del Foro Sol!
FÁTIMA ALBA: Había unas cosas muy perronas en la merch piraña…
BANZI: Las playeras oficiales color amarillo-Yellow-Submarine son lo más. ¡Espero que me dure mucho!
FABIOLA: ¡Amé el diseño! La usaré sólo en ocasiones especiales.
BANZI: Yo ya llevo tres días con ella.
ESTEBAN: Aunque uno ya sabe al detalle qué va a pasar, “Live and Let Die” sigue siendo un momento bien especial y emocionante. Lo mismo “I've Got A Fever”: que a Paul le conmueva tanto cantar con John y se le note es total. Que esté, a estas alturas, tan orgulloso de ser un Beatle es bien bonito de ver. Me gusta cómo trata “Mr. Kite!” y “Something” que, aunque tienen su lado de gimmick, le encanta tocarlas y que la gente se emocione con él.
Hay mucha complicidad en su banda. Abe Laboriel jugueteando a la distancia con Wix Wickens sobre la parte del piano en el último verso de “ObLaDi, ObLaDa” me hizo sonreír. Brian y Rusty siempre están al pendiente de Paul que a veces se distrae por tener tanta gente entregada frente a él. Sigue sin creérsela después de tantos años: vive para eso el hijolachingada. ¡Qué belleza!
Ayer veíamos, en DVD, a los Beatles en el Budokan en julio de 1966. Ahí está Paul con los mismos gestos que le vimos en Ciudad de México: es el mismo en muchos sentidos, al menos en esencia, ama la música y ama tocar. Le sorprende su capacidad de hacerlo, nunca la ha dado por sentado. Son casi 60 años de diferencia y sigue creyendo en jugar. Deja poco lugar al cinismo…
Pinches Beatles. Entre una cosa y otra, este fin de año andamos insoportablemente beatlemaniacos una vez más. ¡Pobres de los que tienen que aguantarnos!
BANZI: ¡La música une! Fuimos como un rompecabezas de 60,000 piezas en dos versiones, todas las piezas muy diferentes: unas más grandes, otras más pequeñas, unas más locas, otras más sensatas. Pero, al final, todos encajamos ahí y pusimos nuestra forma particular para que el concierto fuera una gran imagen que representa generaciones de música, de experiencias, de historias que no hubieran sido posibles si esas primeras cuatro piezas no se hubieran juntado. Tata Paul lo dijo ya: “How lucky was I to have those men in my life!”
BETO CRONOPIO: No quiero sonar quejica. Ver a Paul rockear en vivo es una gran experiencia, mística en mi caso. Crecí, en varios aspectos, acompañado de su música. Me maravilla ver la mezcla de varias generaciones reunidas cantando y disfrutando de la música de Paul desde su fase de Hamburgo hasta su etapa solista. Cantar juntos —all together now!— ese himno de esperanza que es "Hey Julián" o el de liberación que es "Let It Be" es magnífico. Por cierto, ahí lloré, pues esa rola me recuerda a mi mami quien partió hace catorce años. Si prestas atención, las rolas de Paul no sólo entretienen, también puedes obtener conocimiento valioso en tu andar.
Sí: Sir Paul ya es mayor pero está bien acompañado por su banda de compinches: no sólo músicos, también amigos. En una ocasión Abe le avisó a su papi que iría a comer a su casa en Los Ángeles. Por la tarde, Don Abel abrió la puerta para recibir a su hijo, pero era Paul quien, ante la sorpresa, intentó presentarse. Don Abel le dijo:"sé perfectamente quien eres, pasa y esperemos a Abe".
Paul representa la cúspide de lo políticamente correcto: ondea la bandera de Ucrania, de la diversidad LGBT. Es el embajador Beatle para este caótico mundo. Tengo la creencia que los Beatles fueron un regalo del espíritu para sensibilizar al mundo —a través de un mensaje poderoso: all you need is love— en los caóticos años ‘60.
Me estremece advertir lo que dice al cerrar sus conciertos (y que sale de su mejor disco, Abbey Road): "el amor que recibes es igual al amor que creaste". Larga vida a Paul y, sí, la Beatlemanía es universal.
ESTEBAN: Coincides con Fabiola en tu apreciación de Abbey Road. A mí el que más me gusta es el Álbum Blanco, pero no tiene caso discutir cuál es el mejor. Yo suelo responder como mi amigo Bull Tapp, de bendita memoria, cuándo le preguntaban cuál era su disco Beatle preferido: "¡el que estoy escuchando en el momento!"
Y con esa frase de “The End” abre y cierra el concierto: cuando sale su bajo en las pantallas, justo antes de que él camine hacia el escenario, eso suena: the love you take is equal to the love you make. Círculo completo.
BETO CRONOPIO: El círculo jungiano se cierra. La serpiente se muerde la cola. Cómo es arriba es abajo.
FÁTIMA ALBA: Quizá exista un álbum favorito para cada época de la vida, porque en cada edad cobran sentido distintos elementos musicales y verbales. Lo significativo, de un momento a otro, se transforma en pura memoria, que resurge y se vivifica en los conciertos, en los nuevos sonidos encontrados y en la vida real donde esas canciones suenan al fondo y nos revelan que, en algún lugar, alguien las descubrirá y empezará a hacer música también.
FABIOLA: Hablando de los círculos que se cierran, yo creo que el que sacaran su "última canción" y que viniera Paul se siente como si algo se hubiera completado. Como si ya se estuvieran acomodando las cosas para lo inevitable; y me odio por ser tan ansiosa y maniática, pero es una realidad. No sé, yo siento que es como si hubiéramos viajado en el tiempo: ¡un single nuevo de los Beatles —y número 1 en Inglaterra— en 2023!
RAFAEL: Y es ese carisma que lleva trabajadísimo desde casi toda su vida el que nos obsequió a los 60 mil fans que no podíamos creer estar cantando esa especia de trilogía-McCartney que son “Hey Jude”, “Let It Be” o “Get Back”... ¡junto con Paul! La leyenda cantando sus propias leyendas y las de sus amigos, y todos pudiendo cantar con él. Lo único que podía pedirle a Paul es que tocara una de mis favoritas de los Beatles y de todos los tiempos, una de las canciones más importantes de mi vida: “Got To Get You Into My Life”. ¿Por qué esa específicamente? Porque la ha cantado en vivo antes... y no puedo creer lo sensacional que se escucha... ¡está hecha para ser cantada en vivo! ¡Esas trompetas son las trompetas de mi vida! Las trompetas por las cuales me gustan tanto las trompetas en las canciones. ¡Y la tocó! ¡Me la obsequió! Recuerdo que cuando resonaron las trompetas, mi rostro quedó en shock y me cubrí todo el rostro con las manos, negué con la cabeza como quien no puede creer su suerte, y la levanté en las primeras trompetas después del primer verso ("I was alone, I took a ride, I didn't know what I would find theeeeeeere!”) con los ojos cerrados para escuchar el sonido que, estoy segurísimo, tiene mi corazón cada que palpita! El resto de la canción era yo sonriendo y dejándome ir como nadie alrededor mío, estoy seguro que les di a entender a todos que esa era mi canción, toda para mí, como si Paul supiera que yo andaba entre el público... y esas cursilerías. La canción se me pasó en un suspiro, brevísima... pero completísima. ¿Mi vida está completa? Puedo decirles que sí, ahora sólo espero seguirla viviendo todavía más con esa completa complejidad que es “Got to Get You Into My Life”.
ESTEBAN: ¿Qué nos hicieron los Beatles? ¿Qué nos hizo Paul McCartney? ¿Por qué nos gustan tanto? ¿Por qué nos importan tanto? ¿Qué significa para nosotros que Paul haya vuelto a México y que hayamos estado allí?
FÁTIMA ALBA: ¿Qué nos hicieron los Beatles? Nos alteraron más las fallas de origen. ¿Qué nos hizo Paul McCartney? Un montón de canciones. ¿Por qué nos gustan tanto? Porque el mundo es hermoso pero la música lo hace un poco mejor. ¿Por qué nos importan tanto? Porque Guanajuato es aburrido. ¿Qué significa para nosotros que Paul haya vuelto a México y que hayamos estado allí? Que sobrevivimos a los 27 y que somos como este meme:
BETO CRONOPIO: Yo veo dos fases con la discoteca que tenemos cada uno de nosotros. En una fase inicial es el disfrute, el goce de cantar y de bailar (inclusive el vals de tu boda). Por otra fase, ¿esos disquitos te dicen algo? ¿Escuchar “Revolution 9” te aportó algo? ¿Te queda claro que el movimiento que necesitas está en tu hombro? En mi caso, aparte del disfrute, los Beatles aportaron en la construcción de mi versión actual. ¿Después de escuchar a Beatles, a Cohen y a Dylan soy una mejor persona ? Quiero pensar que sí.
Hubo una época en la que el Club de los Beatles de la Ciudad de México se ponía a estudiar. No había internet. Si alguien llevaba un libro de los Beatles le hacíamos bolita y, con cuidado, el dueño pasaba hoja por hoja. Eran a mediados de los años ‘80. Ahí nos dimos cuenta de qué sustantivo era el que más se repetía en las rolas Beatles… Ustedes saben cuál es. Say the word, Esteban!
ESTEBAN: It’s the word: love!
FABIOLA: Me gustaría decir que “lo hicieron todo” y que así qué chiste. Siempre he pensado que parte de su grandeza es porque fueron los primeros y porque antes no había tanta competencia… pero me queda claro que los medios eran distintos. Siempre me ataco de risa y de emoción cuando veo sus presentaciones en vivo ¡y tenían los micrófonos más equis del universo y sus amplificadores! Lo que se escuchaba es lo que había, y era talento. Si bien tomaron prestado y se inspiraron de muchas otras cosas —y quién no, todos somos el resultado de mezclas— creo que ellos encontraron una fórmula perfecta e infalible. Sus personalidades tal vez, nacieron para eso. Ahora tenemos a los pseudoartistas —más que nada casualidades de Internet— llorando por lo difícil que es ser famoso y yo el jueves 16 de noviembre vi a Paul McCartney de 81 años cotorreando con el público, hablando en español y disfrutando lo que hace.
Pero tengo una pregunta para los que han visto a Paul más de una vez en México. ¿Cuál ha sido su favorita y por qué?
BETO CRONOPIO: La primera vez, en el Autódromo, en noviembre de 1993. Las gradas eran de madera y se pandeaban, Linda tocaba en la banda; en “Hey Jules”, Wix dejó su lugar, tomó su cámara de mano y se puso a filmar al respetable. Ya había terminado el concierto y todos íbamos rumbo al estacionamiento cantando na-na-na-ná…
FÁTIMA ALBA: Noviembre de 2002 en el Palacio de los Deportes, porque fue la primera vez que lo vi, y porque el setlist fue matador. Recuerdo “The Fool on the Hill” y lloro de nuevo.
ESTEBAN: Difícil. Las tres han sido muy especiales por distintas razones. En el '93 era un niño; en 2002 no pude ir porque justo comenzaba una gira con un grupo de teatro. En mayo de 2010, Foro Sol, fue mi primera vez y estuve muy adelante, solo, fascinado. En 2012 tampoco pude ir y en octubre de 2017, en el Estadio Azteca, fue poco después del temblor; recuerdo que cuando sonó "Back Seat Of My Car", justo antes de que Paul saliera a escena, el estadio se caía: la Ciudad de México estaba sensible y vulnerable y Paul vino a solidificar la esperanza. Esta ocasión, Foro Sol, noviembre de 2023, la disfruté siendo una nueva primera vez: fui ahora casado y con mi esposa. Y como si fuera la última: desde que Paul caminó al escenario, estuve con la idea de vivir cada minuto porque quizás sea la última vez que lo vea…
No puedo responder de modo tajante. Lo que me impresiona es que he ido a muchos conciertos en mi vida; de muchos me acuerdo muy bien, de otros ya no tanto (aunque recuerdo la emoción, o el sonido de alguna canción, o alguna anécdota). De los tres de Paul (y también del del Ringo de 2013) tengo memorias casi fotográficas de cosas, de momentos, de canciones, como si se hubieran guardado en una parte especial de mi disco duro.
BETO CRONOPIO: En esa gira del 2002 el opening fue maravilloso: un show entre la audiencia tipo Cirque du Soleil. Tenía 40 monitores de video con movimiento, aparte de las pantallas, montaron paredes de telas en el techo para evitar el rebote de audio, en mi opinión la mejor mezcla de audio para la audiencia.
FÁTIMA ALBA: Exacto. Además la voz de Paul era una belleza, aunque para mí siempre será hermoso escucharlo, verlo. ¿Te acuerdas cómo entre el público rodaban unas pelotas grandes antes de comenzar? Además, esas noches Abe fue sensacional.
Cada ocasión tiene algo que, como dice Esteban, se queda en la memoria. La esperanza, eso es.
RAFAEL: Déjenme les cuento que mi corazón bombea distinto a los demás. Lo revisé el otro día con mi médico. Me explicó: "tu órgano produce un sonido específico: escucha". Me acercó el estetoscopio ¡y sonó “Got To Get You Into My Life”!
Entonces, ya saben, si me da un infarto sólo pongan la canción y regreso a la vida.
ESTEBAN: Bueno... eso es cierto. Y yo lo puedo comprobar, porque este vato es mi hermano. Y nació con un soplo en el corazón (título de una increíble película de Louis Malle y un más increíble disco de Family que, por cierto, adoro y significa mucho para mí). Creo que más que un soplo en el corazón era una predisposición al asombro y a la vulnerabilidad. Porque sólo así llegamos a ser humanos. Y los Beatles sabían sobre esto, estoy seguro. They were the cosmos, just like us, pero ellos se dieron cuenta y nos lo quisieron decir. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que con música, con esa música? No mientan: estuvimos allí el martes y el jueves y aunque es una cuarta parte de ese combo, el Paul nos insiste una y otra vez que la respuesta, aunque está en el viento (gracias, Bob), también está ahí, en ese "peso que cargamos". He ain't heavy, he's my brother: have you heard? The word is LOVE.
Y aquí estamos todos... Fabiola haciendo música y poesía y trabajando con niños en su salón, porque cree que ese mundo que aprendió de la música es posible... Fátima Alba escribiendo y buscando la Próxima Cosa Grande porque aprendió que todo era posible gracias a esas canciones... Banzi tocando música como si la vida se le fuera en ello porque la vida se le va en ello y es la mejor manera de habitar el mundo, porque de otro modo, no queda casi nada, sólo desesperación... Beto Cronopio y sus obsesiones no son otra cosa que la búsqueda de esa posibilidad en cada paso, darle sentido a este mundo imbécil con una canción: si alguien sabe eso de tomar una canción triste y hacerla mejor es él... y Rafael ya nos lo dijo: si uno va a vivir sin esta intensidad, ¿es realmente vivir?
Y, por cierto, una de las que grité hasta el fondo de los pulmones el jueves (y Fabiola no me dejará mentir), porque me hizo sentir muy vivo, fue "Fuh You". ¡Pinche Paul!
BETO CRONOPIO: Decía Don Juan que, antes de enfrentarte al infinito, vas a un lugar donde fuiste pleno. Quiero creer que, antes de partir al infinito, acudiré al estadio de Anaheim donde fui al primer concierto de Paul.
Quizás ahora entiendan mejor por qué era importante para mí llevar a mi prole a ver a un Beatle en vivo. Ya lo hice con #LaVales y ahora llevé al #SrDonLeo. Logro desbloqueado.
RAFAEL: Otra cosa sobrenatural que me sucedió y que cabe destacar fue el momento en que, cross my heart and hope to die, tuve la experiencia de levitación que todos los consumidores de LSD y practicantes budistas o de meditación trascendental desean tener y, pese a los efectos físicos de la gravedad, no pueden más que interpretar emocionalmente. ¿Pues qué creen, amigos? ¡Yo volé! ¡Les juro por lo que quieran! Volé. ¿Y qué hizo falta? Escuchar el puente instrumental de “Carry That Weight”.
Fue en ese brevísimo lapso de tiempo que dichas trompetas me hicieron dejar de sentir el suelo... les juro que pude patalear levemente un par de veces para darme cuenta que me estaban jalando hacia arriba. Adelante de mí había gente muy alta... los pude ver de mi tamaño, y luego poquito más abajo... y entonces pude ver el escenario completo, a las miniaturas de Paul y su banda relucir perfectamente frente a mi junto con el gentío. Y luego... entra la famosa guitarra de George, esta vez en manos de Rusty, y fue ahí cuando regresé al suelo y continuó mi celebración junto con el resto de los mortales. "Paul debe meterse algo para aguantar tanto". Yo no consumí nada... y estoy seguro que lo que me pasó en ese momento fue levitar... y lo único que tuve que hacer fue entregarme a los Beatles, representados esa noche por Paul.
BANZI: Estoy tratando de recordar cuándo fue la primera vez que escuché a los Beatles, pero no puedo. Tengo muy buena memoria, tengo recuerdos vívidos de cuando tenía meses, recuerdo cosas del kínder y a partir de los cuatro o cinco años tengo montones de memorias, pero creo que los Beatles estaban conmigo desde antes de nacer. Mi papá los escuchaba desde los años ‘70, lloró en la mesa de la cocina de la casa de mi abuela cuando anunciaron la muerte de John Lennon. Alguna vez leí un libro que se llama El árbol del conocimiento de unos chilenos, Humberto Maturana y Francisco Varela, que hablan de filogenia y ontogenia y de cómo el aprendizaje y el conocimiento puede ser transmitido de generación en generación. Yo creo que yo nací y ya había escuchado a los Beatles, estaban en mi sangre.
No imagino mi vida sin esa música. Creo que desde los doce o trece años que tuve un poco más de conciencia y un Walkman, y que pude empezar a hacer mezclas, pude grabar de los vinilos de mi papá en cassette. A lo largo del tiempo fui descubriendo canciones nuevas, letras nuevas, melodías nuevas que me acompañaron durante esos años de la punzada. Alguien alguna vez me dijo que los amigos de la secundaria son amigos para toda la vida y ahí estaban los Beatles y se quedaron para siempre junto al resto de mis mejores amigos que aún conservo.
Que Paul haya regresado a México significó para mí la oportunidad de ver 1/4 de la historia músical de mi vida en persona. No hay algo que se compare a escuchar música en vivo y en directo; estar ahí para mí fue un sueño cumplido. Tal vez Paul ya no regrese, aunque yo sí espero que lo haga pronto para poder llevar a mi papá conmigo para devolverle un poquito de tanto que me dio escuchándolos. Sé que lo va a disfrutar y atesorar tanto como nosotros.
FABIOLA: Gracias, Paul. Fue genial.
ESTEBAN: Gracias, Paul. Fue realmente genial.
C/S.
Chida conversación postpaulica. Gracias por compartir sus experiencias y reflexiones, correligionarios.